Cada vez más personas recurren a la
gestación subrogada para cumplir su sueño de ser papás,
una técnica mediante la cual una mujer gesta es su interior al bebé de otros y que esta semana vuelve a ser actualidad ya que Torito,
el colaborador de Telecinco más gamberro, anunciaba esta semana que iba a tener por fin a su pequeño en brazos tras un duro trámite que pasa por despedirse de España,
donde esta práctica es alegal, y viajar al extranjero -en este caso a California- para así conocer a su hijo y ”susurrarle al oído que jamás le fallará”.
Quería ser padre y lo va a ser en muy pocos días.
Torito se une así a otros famosos fuera de nuestras fronteras como
Ricky Martin,
Sofía Vergara,
Elton John,
Sharon Stone,
Nicole Kidman o
Sarah Jessica Parker y otros nacionales como
Miguel Bosé, Kiko Hernández o Tamara Gorro, a los que les vemos más que felices.
Y pese a que la gestación subrogada desde el principio ha planteado
problemas éticos, religiosos, jurídicos y psicológicos,
el derecho a ser padres y la inmensa dicha que otorga poder hacer ese deseo realidad para tantísima gente debería ser motivo suficiente
para emprender la
legalización en nuestro país –siguiendo el ejemplo de
Grecia-, de esta manera de convertirse en papás,
puesto que actualmente en España el Código Civil establece que “madre” es la que da a luz el bebé.
EEUU, Canadá, Ucrania o Rusia son algunos de los países a los que recurren los futuros papás.
Aunque muchos de ellos, que permitían la gestación subrogada a extranjeros, ahora cierran sus fronteras y otros deciden legislar, pero sólo para nacionales.
Este complejo método, no sólo no es apto para todos los bolsillos -ya que pocas veces es altruista-,
sino que hay que saber elegir a la mujer que “cocinará” a nuestro pequeño.
Y es que la madre gestante es mucho más que una incubadora natural, ella es
capaz de modificar el ADN del bebé, aunque no sea suyo.
En este sentido, el tabaquismo o los kilos de más pueden afectar al desarrollo de nuestro hijo y tiene que ser complicado
no ejercer un control constante sobre la persona que tiene a nuestra criatura desarrollándose dentro.
Y aunque duela no poder disfrutar de la experiencia de cantar canciones al bebé y que reconozca nuestra voz al nacer,
sentir sus patadas y crear esos lazos invisibles en los que el pequeño reconoce la tristeza, la ilusión o la alegría cercana,
ya habrá tiempo de hacer un nudo marinero cuando el amor llegue de repente al cogerle la mano y
con toda la vida por delante para dejarse la piel en que sea el hijo más feliz del mundo.
Así que
me sumo a todas esas voces que piden que se legalice en España la gestación subrogada.
Hasta entonces me alegro por esos pequeños logros, como que padres y madres por gestación subrogada tengan baja por maternidad.
¡A fecundar y a multiplicarse!